miércoles, 18 de agosto de 2010

Amor y Sexo (I)


AMOR Y SEXO (I)

El impulso amatorio es una de las fuerzas psíquicas más poderosas que existen, por él se han hecho locuras, se han creado las más bellas manifestaciones del arte y hasta se han organizado guerras.

Hoy estamos en una sociedad obsesivamente erotizada, donde el sexo se glorifica como centro indispensable y omnipresente de la felicidad. Luego, esta sociedad hipócrita se asusta con la pederastia, el turismo sexual, el sexo o la violación entre niños o el acoso sexual, como si no hubieran fomentado todo eso al fomentar el “todo vale” y la precocidad sin valores morales ni espirituales.

Hay dos maneras de interpretar esta poderosa fuerza:
1) La visión materialista, según la cual todo es cuestión de hormonas e instinto puramente animal, y no cabe en nosotros por tanto más que un comportamiento animal, como mucho mediatizado por la cultura. El sexo no necesita del amor. Es natural ser egoístas, promiscuos, manipuladores y calculadores para lograr el placer, porque nuestros genes nos obligan a ello. Lo natural, afirman, es engañar, la inestabilidad, ir haciendo promesas falsas y rompiendo corazones. Lo principal es el cuerpo.

2) La visión espiritual, según la cual el amor y es sexo son un acto de comunicación integral y armónico entre dos seres humanos implicando a toda su humanidad, es decir, su parte corporal, su parte psicológica-relacional (personalidad, conductas) y su parte espiritual-trascendente-moral. El sexo no puede concebirse sin amor, porque dejaría de ser un acto de encuentro entre dos personas, quedaría mutilado y deshumanizado. Por ello, exige valores de nobleza, sinceridad y compromiso. Lo principal es la persona.

Por su parte, la visión materialista se esfuerza en combatir los valores de la visión espiritual del amor. El objetivo es eliminar todo lo espiritual del terreno amoroso - viejo patrimonio del alma, de lo ético y de lo subjetivo - y reducirlo a lo sexual, a lo bioquímico y lo genético.

- Así, contra su naturaleza espiritual y moral se alzan la “revolución sexual” y el “reduccionismo genético y bioquímico”;
- contra la fidelidad y el compromiso surge la “hipótesis sociobiológica”;
- contra la confianza y la entrega se alza la “convivencia experimental pre-compromiso”
- la importancia de lo trascendente tiene como teoría opuesta la negación de la importancia de lo espiritual en las parejas
- el desinterés solidario aparece contradicho por la “teoría mercantilista del amor”.

No podemos extendernos aquí – aunque buenos y sobrados argumentos tendríamos - para mostrar la insuficiencia de las teorías bioquímicas para explicar la esencia y las variedades del amor, ni para mostrar las falacias interesadas de la teoría sociobiológica, ni para señalar que amor y sexo no son lo mismo ni se pueden reducir uno al otro, ni cómo la revolución sexual no nos ha liberado ni hecho más felices, etc.

Gabriel Wüldenmar Ortiz

(Más información en:http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)

Amor y Sexo (II)


AMOR Y SEXO (II)

El ser humano busca algo más que el placer, busca una plenitud trascendente. Si sólo vive para el placer al final queda un vacío, una apatía ante los ideales, un desencanto existencial, un aburrimiento vital sin sentido, superficial, que nada entiende, a nada reverencia ni en nada cree. Su cosecha es dolor, falsedad, despreocupación por lo demás, egoísmo no dialogante y cínico. En efecto, por mucho que hagamos para conservar y estimular lo sexual, siempre quedamos como buscando algo indefinido, con un deseo por dentro que no se satisface y que no sabemos identificar.

El solo placer sexual, con ser maravilloso e importante, no puede reunir armoniosamente dos vidas, y los que a él se confían para establecer lo que todos inconscientemente anhelamos, el amor verdadero, serán desmentidos por la realidad de la vida. Ella nos muestra que el placer sin armonía espiritual tiene más que ver con el tedio y la insatisfacción de lo más profundo de nosotros que con la felicidad verdadera. Ella nos revela que el secreto del amor próspero y bendecido es entregar la vida entera el uno por el otro con el objetivo firme de hacernos felices, renunciando cuando sea necesario y justo a cada impulso egoísta, pues la dicha de cada uno es causar la del otro, por lo cual cada uno abastece al otro de amor, cuidados y respeto. Todo ello debe suceder en una vida en común iluminada por compartirlo todo, por dialogarlo todo y por vivir experiencias sencillas y hermosas que unen a las almas que se parecen en sus metas y aspiraciones espirituales y que poseen una cosmovisión semejante.

Lo que buscamos en el fondo no es copular unos con otros, sino hallar el amor verdadero y eterno, de eso tenemos sed aunque, desesperados de encontrarlo, nos lancemos actividades que no solucionan la verdadera soledad y menos en su forma más aguda: la soledad del espíritu que no se une a otro para compartirlo todo en el amor, incluso, como otra dimensión más de esas intimidad cotidiana, el cuerpo físico que cada uno posee. Lo que buscan estos peregrinos del placer sin saberlo, es su propia identidad, sentido para sus vidas, alguien que los ame de verdad, que los valore como seres humanos, que sea incondicional, que los acepte como son, que no los abandone cuando aparezca alguien más atractivo, que los ayude a desarrollarse, en definitiva, como seres humanos que miran a la vida con esperanza y amor; no buscan el mero placer que cansa, desilusiona y deja insatisfecho. Este amor es el gran ausente de nuestras vidas, pero lo más anhelado secretamente.
El verdadero amor recupera conceptos que esta sociedad no quiere ni oír, como el sacrificio, la entrega, la moral.

La clave del amor es la renuncia al egoísmo y el deseo de hacer feliz al otro. El amor de éxito es ante todo un vinculo de comunicación, solidaridad y conocimiento mutuos, mucho más que de necesidad y beneficio egoísta. Pasa más por el dar que por el obtener y desde luego es una escuela de renuncia y tolerancia. Lo principal en el amor es la confianza, la comunicación, el ayudar al otro a crecer como persona.
Gabriel Wüldenmar Ortiz

(Más información en:http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)