martes, 21 de diciembre de 2010

¡PRIMICIA MUNDIAL: PLATON CONFIRMADO!


ATLANTIDA ¿MITO O REALIDAD?.

Por Gabriel Wüldenmar Ortiz

El filósofo Platón, en su obra “Timeo y Critias” recoge la información de Solón del sacerdote egipcio de Sais basada en archivos del templo. “En aquella época, éste mar era navegable. Y había una isla ante el Estrecho que vosotros llamáis las Columnas de Hércules – el estrecho de Gibraltar – más grande que Libia y Asia juntas - se refiere a la franja costera norteafricana salvo Egipto, y a Asia Menor -. Y los viajeros de aquel tiempo podían pasar fácilmente desde esta isla a las otras – las Antillas - , y de éstas, al todo el continente que más allá bordea el mar interior – sin duda América - ; pues lo que hay de esta parte del Estrecho de que hablamos – el Mediterráneo, pequeño respecto al verdadero océano - , parece un puerto natural con la entrada angosta – el Estrecho de Gibraltar - , mientras que del otro lado hay un verdadero mar – el Océano Atlántico - , y de la tierra que lo rodea - el continente Americano - podemos decir con razón que es un verdadero continente”.

Platón explica que la Atlántida era una isla de 370 Km de largo por 185 Km de ancho rodeada de altas montañas, con un gran foso cavado rodeando la llanura central – un poco por la acción de la naturaleza y un poco por obra humana durante varios reinados -. El foso era de 30,826 metros de profundidad y 184,8 de anchura en todos sus puntos y su longitud era de 1.850 Km. Este sistema canalizaba las aguas de las montañas convergiéndolas en la ciudad de forma controlada y vertiéndolas después al mar mediante canales navegables de unos 30,8 mts separados entre sí por 18,5 Km.

Evidentemente son demasiados detalles concretos e innecesarios para que esto sea una utopía simbólica. Si es producto de su imaginación o de la de otros (una leyenda), no se entiende cómo podía conocer datos geográficos reales como que existe un gigantesco océano que deja pequeño en comparación al mar Mediterráneo, que en efecto existen las Antillas como un rosario de islas, que por ellas se llega a un continente mucho mayor (América), que este continente bordea todo el Atlántico. Está claro que en aquella época no se conocía el Atlántico, ni las Antillas ni América. Desde luego ni Platón ni los griegos ni los egipcios conocía nada de esto, porque de lo contrario aparecería en otros muchos de sus escritos; se limitan a recoger una tradición antiquísima. La cuestión que se plantea entonces es que si dan todos estos detalles geográficamente exactos y verdaderos por lo que respecta al Atlántico, las Antillas y América ¿por qué habría de ser falso lo referente a la existencia de la Atlántida?.

La mayor crítica a Platón es que ninguna otra fuente confirma lo que él dice, pero esta crítica puede tener sus días contados con lo que hemos descubierto en fuentes sumerias. Puede que el mundo sumerio confirme a Platón que habla de una isla continente en el mar más allá de las columnas de Hércules (Gibraltar en Europa y Jebel Sidi Mousa en África). En efecto, hay evidencias de que el final de la Atlántida se relaciona de muchos modos con el diluvio. Pues bien, en la epopeya de Gilgamesh en su versión hitita rescatada por Johannes Friederich, cuando este héroe, en busca de la inmortalidad, pretende ver al Noé mesopotámico Utnapistim (el sumerio Ziusudra), que sigue vivo, debe cruzar “el gran mar de las aguas de muerte”, es decir un mar grande donde hubo mortandad, lo que en el mito de Atlántida, catastróficamente hundida, no puede significar sino el océano Atlántico.

Generalmente se cree que este mar representa el viaje al más allá, pero no es así, se trata de un mar real (más bien un océano), ya que 1) Utnapistim no está muerto, sino vivo, como Gilgamesh, 2) se tarda un mes y quince días en llegar en barco desde algún punto del Mediterráneo oriental (probablemente Líbano, dado que se habla de los bosques de cedros, exclusivos de allí) donde el héroe había cruzado por tierra, 3) una diosa, Siduri, le dice Gilgamesh “el mar es imposible de cruzar. Desde hace mucho tiempo nadie ha llegado al otro lado del mar” salvo el dios sol (Shamash) y evidentemente, si ese mar representara el paso más allá, esas palabras no tendrían sentido porque constantemente pasa gente por el tránsito de morir.

Para confirmar que se trata del mismo mar que señala Platón, vemos que Gilgamesh, para llegar al “Gran Mar, que está lejos”, debe seguir “el camino habitual” (es obvio que no habla de la muerte porque Gilgamesh no está muerto ni tampoco aquel a quien busca) y que como señales “que le llevan al destino” había dos “columnas de piedra”, justo como dice Platón: que las Columnas de Hércules dan paso al Atlántico donde estaba la Atlántida. Una vez pasadas esas columnas tenía que girar y llegar a una ciudad (evidentemente en medio del mar) llamada “Itla”, que tiene que ser la forma mesopotámica de referirse a “Atla” o “Atlán”, la Atlántida. Evidentemente todo esto queda en el Oeste, ya que Shamash, el sol, cruza ese Gran Mar y le ayuda una vez pasadas esas dos columnas de piedra. El único Gran Mar casi imposible de cruzar, tras dos columnas y en el Oeste, sólo puede ser el Atlántico. El mito, por supuesto, mezcla pasado con presente y así aparece la Atlántida como aun existente. Se trata pues de una confirmación de la existencia de la Atlántida.

(Más información en: http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)