lunes, 27 de junio de 2011

¿SOMOS MENOS VIOLENTOS?


¿Somos menos violentos? Por Gabriel Wüldenmar
El laicismo anti-religioso y ultra-(neo)liberal del sistema imperial mundial proclama, sin embargo, sus excelencias como forma de gobierno. Dice, por ejemplo en boca del determinista genético Steve Pinker, que sus democracias y su fomento del individualismo (egoísmo anti-solidario) han disminuido las guerras y han hecho a las sociedades menos violentas. Para ello se valen de una serie de estadísticas capciosas y manipuladas presentadas de tal manera que la gente se quede con lo que interesa. Así, por ejemplo, dicen que las matanzas de Gengis Khan, a la escala de la población actual, supondrían 278 millones de muertos (cifra que ponen en grande para que la gente se quede con la idea), mientras que la Segunda Guerra Mundial causó sólo 60 millones. La gente se queda con esa diferencia de cifras y concluye falsamente que antes éramos más violentos y ahora más pacíficos. No considera la arbitrariedad que supone inflar las cifras de muertos de una guerra antiquísima al “adaptarla” al volumen demográfico actual. Si la Primera o Segunda Guerra Mundial adaptase sus cifras de muertos a la población de aquellas remotas épocas históricas de hace siglos, aparecería el efecto contrario: se vería que somos mucho más violentos ahora.
Ciertamente en el Primer Mundo (el 17% de la humanidad) hay menos guerras. Ahora, se nos dice, con la globalización, las guerras no convienen porque perjudican al comercio y a la comodidad (eso no cuenta para el 83% de la humanidad, que no tienen ningún estado del bienestar que perder). Ahora la violencia - salvo cuando se realiza abiertamente contra las naciones a las que interesa quitarles las materias primas - está más escondida porque hace feo: se vuelve a la esclavitud infantil, pero eso se oculta de los ojos del Primer Mundo, y se practica en el Tercero; se dictan normas de ese comercio internacional y esa globalización que matan, discretamente, a 100.000 personas al día de hambre, miseria y enfermedades evitables, un genocidio intencionado y rentable contra el 83% de la humanidad, forma de violencia de la que nadie habla (los mass-media tienen amo y estos imponen silencio).
Se nos dice también desde esta apología neoliberal que somos más pacíficos por el declinar de la religión y el auge de la razón desde la Ilustración. Se guardan mucho de recordar los crímenes de la Ilustración, que se convirtió en una ordalía de sangre, y tampoco hablan de los crímenes – los mayores que ha conocido la humanidad - de sistemas basados en filosofías racionalistas-materialistas que defienden la negación de Dios (nazismo, comunismo, maoísmo). Se nos quiere hacer creer, por último, que ahora no se nos impone una moral ni una ideología, pese al constante martilleo de la propaganda embrutecedora del sistema que nos dicta modas, tendencias, hábitos de consumo, productos, formas de pensar, filosofías hedonistas y materialistas de vida, siempre excluyendo lo espiritual entre lo que necesita el hombre para su desarrollo.

(Más información en:http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)