martes, 1 de septiembre de 2015

¿GIRO EN EL CASO ALCASSER? DATOS REVOLUCIONARIOS. NUEVOS TESTIGOS

¿GIRO EN EL CASO ALCASSER? DATOS REVOLUCIONARIOS. NUEVOS TESTIGOS (Por Gabriel Wüldenmar Ortiz)

A veces, en la vida sucede lo inesperado. Yo no me dedico a investigar crímenes. Me interesé por el terrible caso Alcasser de refilón, motivado porque en uno de mis libros (ver: http://goo.gl/eaqVbn) estudio el fenómeno de los grupos de poder oculto, las sectas y el satanismo. Tuve la suerte de conocer fugazmente a Fernando García (el padre de una de las niñas) y a Juan Ignacio Blanco, que me parecieron verdaderos valientes enfrentados a un sistema perverso y corrupto decidido a ocultar un asunto incómodo en el que, era un secreto a voces, había gente poderosa implicada. Como tantas personas, había deseado con toda el alma que los culpables pagaran ante la injusticia y me había escandalizado ante las mil y una chapuzas malolientes realizadas a todos los niveles en este caso. Pero nada me había preparado para la sorpresa que iba a recibir.

A finales de 2013 conocí a una madre de familia, una persona excelente, honesta, sincera, leal, sensata, discreta, trabajadora, amante de la justicia, amiga perfecta… De ella sólo diré que vive en la zona levantina y la denominaré “X”. He mantenido dos años de maravillosa amistad con esta persona de la que sólo puedo dar las mejores referencias humanas y de cuya veracidad no puedo dudar. Alguien me inscribió en un grupo de Facebook sobre Alcasser y allí empecé a hacer algunas intervenciones para tratar de dilucidar si había algún asunto satánico de élite, como en otros casos. Cuál no sería mi sorpresa cuando “X” se puso en contacto conmigo y me hizo saber que ella, cuando tenía 21 años, mantuvo una relación de pareja con un agente de la Policía Nacional al que llamaré “Y” (aunque sé su nombre) y que fue activo investigador del caso. No puedo ser más específico porque debo proteger las identidades de todas las personas implicadas.

Con autorización de “X” me atrevo a contar lo que ella me contó y a eso me limito, aunque me juegue el pellejo. Lo que viene a continuación es siempre PRESUNTAMENTE y siempre SEGÚN MI FUENTE. “X” me reveló que “Y” había visto tales horrores durante el caso que estaba traumatizado: “Estuvo muy mal, le daban crisis de ansiedad por lo que vivió.”, dijo “X”. Y añadió: “Su compañero cogió baja por ‘depresión’ y él fue trasladado” (sé a dónde). De hecho, “fueron cuatro los agentes trasladados” debido a su intervención en el caso. Los agentes “Estaban amenazados, “Y” se despertaba con el ruido de una mosca (…) Estaba siempre en alerta, sin contar con el trauma de recordar a la niñas destrozadas (…) los policías están traumatizados de por vida. Sus vidas no han vuelto a ser lo mismo. “Y” lloraba en sueños. Su compañero intentó suicidarse varias veces”. “X” me explicó que “su compañero cogió la baja, bueno le dieron la baja. Querían destapar la verdad, pero no les dejaron”.

En efecto, no era para menos: “Era todo muy macabro y manipularon todo para que no se supiese la verdad (…) Está implicado Corcuera, Fabra, el rey y unos cuantos más…de ahí la manipulación de todo”. Me pregunté qué clase de gente podría hacer esto. Ella me explicó: “son sádicos que grabaron los asesinatos, una película snuff de esas muy macabras, en EEUU hubo alguien que llegó a verla, ellos llevaban las caras con capuchas rojas y al parecer alguno llevaba una especie de sotana, quizás de ahí el ritual satánico”. Sine embargo, mi informante no cree que se tratara de verdadero satanismo, sino de “Ricos sádicos, siguen haciéndolo pero fuera del país. Hicieron una especie de juramento, se encubría este caso con la condición de que no volviese a repetir en España” (cosa que, obviamente no han cumplido).

Al parecer, estos cuatro agentes llegaron más lejos de lo que se nos ha dicho en la investigación del caso Alcasser. Según mi fuente, “Sabían hasta el lugar donde se cometieron los asesinatos (…) (los asesinos) Habían alquilado un chalet de lujo cerca de Valencia (…) La Policía Nacional lo registró”. ¿Quién alquiló ese chalet?, inquirí a mi fuente: “Creo que Fabra, pero me parece que mencionó un tal Vera”. Pero ¿consiguieron pruebas?, pregunté asombrado, “Claro, hubo muchas pruebas, pero todo se destruyó (…) se hicieron pruebas de ADN y de huellas (…) Encontraron sangre, pelos, huellas. De las niñas y de los verdaderos asesinos. Habían limpiado pero no todo”.

¿Y esos agentes estarían dispuestos a hablar?, pregunté a “X”. Su respuesta fue otra pregunta: “Sabes que les pasaría, no?”.